En nuestro caso, empezamos por expresar que la armonía en palabras de Habermas (1982, pp 68,) es “reconocerse así mismo en el otro”, donde se posibilita la experiencia de una base común de existencia, que es en la medida del diálogo una profunda “relación ética (…) que supone reconocerse a sí en el otro, por medio del diálogo” (1982, pp. 70); esto significa que la armonía es algo superior a estar bien o sentirnos bien, la armonía empieza por la capacidad de saber ser en el reconocimiento del otro y de la otra y de saber existir en la relacionalidad. Ambas, es decir, reconocimiento y relacionalidad son ruta y camino para que la armonía más que intencionalidad, sea un resultado consciente de vida y al tiempo, un lenguaje que hace explícito el texto que nos comunica como seres en relación.”

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